Hola
queridos lectores de este blog abandonado!
He
decidido volver a escribiros para contaros la increíble experiencia que he
vivido en mi viaje a la Patagonia, que preparamos entre 4 compañeros de
Santiago hace aproximadamente un mes. Decir que ninguno era experto en trekking, pero todos estábamos
seguros de que este tipo de viaje por las montañas era la mejor forma de
descubrir y disfrutar de la Patagonia chilena. Así pues, con la ayuda de
nuestro compañero de piso Hugo, que es el montañero más profesional
que conocemos aquí en la ciudad, entrenamos algunos días antes, subiendo
algunos cerros de al rededor de Santiago, como el Salto de Apoquindo. También
compramos botas de montaña, indispensables, y que esperamos nos acompañen en
futuros viajes por sudámerica, y algunas cosas más. Sin embargo, quería dar las
gracias desde aquí a Takahiro por haberme proporcionado casi todo el material
necesario para una buena ruta de trekking en
una zona tan fría como las Torres del Paine: el abrigo, la mochila, la
linterna, un saco de dormir que aguanta hasta -20 Cº y una tienda de campaña
para el grupo. :)
He
estado pensando de qué manera puedo explicar toda la ruta en el blog, y
finalmente he decidido escribir aquí algunos párrafos que escribí en mi
cuaderno de viaje allá en las Torres, mientras descansábamos al final del día.
También añadiré fotografías que sacaron mis compañeros, ya que yo no tengo
cámara desde que se me estropeó en septiembre :(
Así
pues, comenzamos el viaje. Con todo el material empacado en las mochilas,
comprada la comida que básicamente consistía en pasta, arroz y leche en polvo,
y toda la ilusión en nuestras caras dormidas, Sven, Sebastian, Franzisca y yo,
despegamos desde Santiago hacia Punta Arenas a las 6 de la mañana del día 31 de
octubre. Debido a los volcanes del sur de Chile, nuestro avión cambió la ruta y
no pudo pasar por Puerto Montt, donde íbamos a descender por dos horas; en vez
de eso llegó directamente a Punta Arenas, lo que nos hizo el viaje más cómodo,
aunque la mitad de los pasajeros, que iban a Puerto Montt, tuvieron que
quedarse en la capital :S
Desde
Punta Arenas bien difícil fue conseguir llegar hasta Puerto Natales, que se
encuentra a los pies del Parque Nacional de Torres del Paine, a tres horas de
allí, ya que el bus que debería llevarnos estaba lleno. Después de varias
llamadas telefónicas a las tres líneas de autobuses que realizaban el
recorrido, nos recomendaron llegar hasta el centro de Punta Arenas y allí ver
cómo llegar hasta nuestro destino. Así lo hicimos, y después de un paseo por la
"costa" y ver la Tierra del Fuego al otro
lado, conseguimos tickets para las 3 de la tarde en un bus de dos
pisos.
Ya
en Puerto Natales, nos alojamos en el hostel que Hugo nos había recomendado.
¡Qué sorpresa! Los dueños eran alemanes, casi todos los hospedados también, yo
me encontraba con otros tres alemanes así que poco pude entender de la
explicaciones y recomendaciones que nos dieron sobre la ruta a empezar al día
siguiente. Parte de la recomendación de Hugo tenía que ver con que allí mismo
alquilaban sacos y carpas (tiendas de campaña) que necesitábamos para completar
el equipo, así como los pantalones de agua necesarios para todo caminante de la
zona. Básicamente, un chubasquero para las piernas.
Al
día siguiente, desayunamos (venía incluido en el precio) muchos cereales,
frutas a montón y un buen café (no nescafé por dios!) y cogimos el autobús que
nos llevó primero hasta la Laguna Amarga, donde se debía cancelar la entrada
del parque. Suerte que Sebastian se dio cuenta de que al ser residentes en
Chile podíamos pagar mucho menos del precio para extranjeros, que es de 15
lucas, una barbaridad, pero igual; nosotros pagamos 4 :) Aquí debo mencionar
que los precios de absolutamente todo (productos de comida, hostales, entradas)
son muy caros en la Patagonia. Partimos de allí hacia Guarderia Pudeto, en el
Lago Pehoe donde cogimos el catamarán (12 lucas!) que nos llevó hasta nuestro
primer refugio: Paine Grande.
Sven en Salto Grande |
Este primer día no teníamos nada más planeado que llegar hasta el refugio de partida y acomodarnos como podíamos, así que a la tarde decidimos salir a andar y así calentarnos para lo que nos venía. Caminamos durante dos horas hasta un mirador desde pudimos observar un cartel con el nombre de todas las montañas que íbamos a rodear.
Paine Grande |
Fragmentos Cuaderno: Día 1 - 1 de noviembre
En el Lago Pehoe |
Aquí estoy sentada, frente al Paine Grande,
en una mesa situada justo al lado de nuestras tiendas de campaña. Frío, mucho
frío, pero con mucha felicidad y libertad en el corazón. (...) El día ha ido
genial. La vista desde el mirador ha sido magnífica. Vemos las Torres desde el
oeste y bajo ellas el lago brilla con su especial color aguamarina,
maravilloso. Se siente genial con este aire frío, tan solo duele un poco la
espalda. Ahora nos planteamos diseñar las caminatas de nuevo, según las horas
que se deban andar obligatoriamente con mochila. (...)
El refugio donde nos encontramos tiene opción de alojamiento en cama y de
camping. Nosotros estamos en el área de acampada pero disponemos de las duchas
de agua caliente y posibilidad de almuerzo y cena (aunque es horriblemente
caro). Creo que utilizaremos nuestro gas. Además Sven está triste porque la
posibilidad de tener opción para cenar quita la sensación de aventura al viaje
jaja.
Estoy muy feliz con el grupo, el EQUIPO FOSS
(Franzi, Olatz, Sven, Sebastian).
Sé que serán días duros, pero no me imagino
un plan mejor que descubrir parte de la Patagonia de esta manera y esta genial
compañía.
Después
de una noche horrible de frío y en la que no pude dormir apenas una hora, a la
mañana siguiente me desperté bastante enferma. Me acordé del viaje que hicimos
con los amigos de Barcelona a los Alpes el año pasado, donde me puse enferma
dos días, y me perdí la mitad de la experiencia, un día de ski y por tanto
bastante dinero. Así, esa mañana estaba bastante triste y el grupo me recomendó
no caminar ese día para no seguir enferma los días siguientes. Esa idea me daba
pánico, ya que teníamos que seguir la ruta y yo no me podía quedar sola en el
refugio! Este día, el segundo era bueno para quedarme, ya que el plan consistía
en caminar hasta el refugio Grey, en el Glaciar Grey y volver para pasar la
noche en el mismo refugio donde estábamos. Así, me quedé intentando dormir y
recuperarme en Paine Grande, hasta que mis compañeros volvieron a eso de las 3
de la tarde.
Glaciar Grey |
Para
dejar la ruta más clara, he puesto un mapa al final del post, donde se muestra
el camino que recorrimos cada día. Los puntos A, B, C y D, son los lugares
donde dormimos, siempre en tiendas de campaña. Los puntos amarillos son
miradores o lugares a los que fuimos a ver, descansar y volver.
Día 2 -
2 de noviembre: enferma.
Para variar, en el mejor viaje del año me he
puesto enferma, igual que ocurrió durante una noche en Marruecos y en los
Alpes. (...) Espero encontrarme bien para la tarde, ya que después de que
vuelva el equipo tenemos pensado ir al Campamento Italiano, que está a dos
horas de aquí. El camping allí es gratuito y de esta manera nos ahorramos dos
horas en la ruta de mañana, que tiene 3 horas más con mochila.
(...)
Así pues, me encuentro a la una del mediodía esperando a mis compañeros en la
cocina que hay en el medio de la zona de acampada, que está rodeado que
ventanas de cristal, por los que puedo ver el Lago Pehoe mientras se calienta
mi agua. Me han pedido que prepare la leche en polvo en una botella para mañana
por la mañana, ya que nuestra primera experiencia con la leche no ha sido muy
buena.
Veo que fuera llueve, y en la orilla del lago
hay dos mujeres cortando y amontonando leña. Una pareja de alemanes acaba de
entrar y encima de mí hay un pájaro dando vueltas sin poder salir del
quincho.
El dinero lo llevamos bastante mal, ya que
todo aquí es muy caro. Madre mía, el catamarán precio único de ida por 12
lucas! El primer camping nos ha costado 4500 pesos por persona y menos mal que
hoy a la noche el C. Italiano es gratuito. Así que de barato nada, aunque ya
nos lo habíamos imaginado.
Nunca he soportado bien el frío. Siempre me
pongo enferma de la garganta. Solo me queda ser positiva y esperar que no
empeore. Sven me ha dejado unas pastillas que van bastante bien.
(...)
Hoy a la mañana, hacia las 5.30h. ha comenzado a llover y se ha levantado mucho
el viento. Franzi y yo, que dormíamos en la tienda que nos prestó Taka,
pensamos que íbamos a morir. La tienda esta no tiene segunda capa para la
lluvia y nos han caído algunas gotas en la cara, ay qué mal. Si no mejoro hoy
mismo y las noches/mañanas siguen siendo parecidas, en vez de escribir sobre
una experiencia inolvidable en la Patagonia, escribiré sobre cómo sobrevivir
enferma en la Patagonia.
**
Después de escribir estas líneas tan tristes, decir que al día siguiente estaba
totalmente recuperada y caminé sin ningún problema :)
Día 4-
4 de noviembre
Ayer quise escribir pero no pude de lo
cansada que estaba. Además pude dormir 9 horas seguidas como un tronco, no como
las dos noches anteriores; debe ser por las copas de vino tinto "para
dormir" que tomamos siguiendo la recomendación de Sven ;)
Hoy he sentido que me he reconciliado con la
naturaleza. Patagonia lo ha conseguido. Después de tantos años de miedo a la
montaña y al cansancio que suponía, entro hoy y ayer he descubierto que todo
está en la cabeza; con una ACTITUD POSITIVA TODO SE PUEDE CONSEGUIR, y lo que
es más importante, DE TODO SE DISFRUTA MUCHO MÁS.
Caminamos felizmente montaña arriba durante
unas 8 horas, con una hora para comer, y no me he sentido cansada. Quiero decir
mentalmente. Me gustaba el cansancio físico, me sentía viva como nunca y además
he podido divisar uno de los paisajes más bonitos del mundo seguro.
Ayer, tercer día, comenzamos desde el refugio Paine Grande hasta el Campamento
Italiano, ya que el día anterior cancelamos el plan de hacerlo por la tarde. No
nos gustaba la idea de llegar sin luz allá y tener que montarlo todo con
linternas. Así, ayer por la mañana fueron dos horas y medio de paseo al rededor
del lago Pehoe. Una vez allá, un camping muy adentrado en el bosque, dejamos
las mochilas en las cabaña del guardabosque y comenzamos la subida hacia el Glaciar
Francés. Qué genial que fue. Otras dos horas y media por una montaña que
ladeaba todo el glaciar; además tuvimos la suerte de oir y ver un
desprendimiento de nieve, hielo y rocas desde arriba de la montaña hasta el
glaciar. En mi vida había visto tanta fuerza en la naturaleza en directo, de
verdad que me quedé maravillada con todo el lugar. Nos habríamos quedado más
tiempo allá. pero teníamos prisa por volver a bajar al C. Italiano, ya que
teníamos que volver a coger las mochilas para caminar hasta el Refugio Los
Cuernos (6km).
¡Hola Equipo! |
Fue un poco más empinado y largo de lo
esperado, pero mereció la pena, ya que llegamos a la orilla del Lago
Nordenskjöld, que tenía el agua un color sorprendentemente verde caribeño.
Precioso y enorme el lago (parte de la caminata de hoy también ha sido por este
lago). Nos sentamos allá a descansar y tuvimos la gran suerte de por fin
¡divisar cóndores de cerca! Los vimos de lejos y uno de ellos se acercó volando
muchísimo a la orilla. Son enormes y muy feos. Me encantaron.
En tres horas llegamos a Los Cuernos, donde
nos dieron las sorpresa de que la zona de acampada constaba esta vez 6 lucas!
¡Cuánto se aprovechan! Además los baños y duchas no tenían luz y la sala del
refugio cerraba a las 10. Las condiciones eran mucho peores que en Paine
Grande, echamos de menos las cocinita en medio del camping, donde poder
encontrarte con los demás caminantes y charlar sobre la ruta y demás cosas.
Pero lo pasamos genial igual.
(...)
Por cierto, no he hablado de la comida. Tenemos pasta, arroz y salsas para
calentar diferentes. Comemos poco pero nos va bien, suficiente. También me he
tenido que acostumbrar a la comida y horarios alemanes, ya que voy con tres de
ellos.
En cuanto a la gente de los refugios no hemos
conocido a muchos. Nos ha sorprendido que en general hay gente mucho mayor de
lo que esperábamos. Solo nos hemos encontrado a un grupo de nuestra edad, y
además Franzi las conocía de la U. Hay muchas parejas; en Los Cuernos conocimos
a una pareja de rusos que vivían en New York, andaban un poco perdidos y la
mujer estaba muy cansada. No les entendí mucho pero eran igualmente adorables.
(…)
Hoy nos hemos levantado un poco más tarde, a las 8, y no a las 6.30 como las
mañanas anteriores. El plan era hacer 14 km. más o menos, hasta el Campamento
Chileno. Normalmente en 4’5h. puedes llegar hasta el Refugio Las Torres, pero
existe la opción de coger un atajo hasta el C. Chileno para ahorrar un día de
caminata (este atajo no sale en el mapa oficial del Parque, seguramente porque
con este atajo el Refugio Las Torres pierde dinero). Así pues, hemos seguido
disfrutando del Lago Nordenskjöld y de las montañas que nos rodeaban. La vista tenía
cierto parecido al paisaje verde irlandés.
A las 6 horas de ruta nos hemos adentrado en
otro paisaje, en el Valle Ascencio, por donde pasa el gran rio Ascencio, por
donde empezamos el ascenso a las Torres. Parecía más un cañón, un poco más
desértico, y hemos caminado por un camino diminuto por la ladera de la montaña,
por donde también pasaban caballos. Por cierto, hay mil ríos por aquí, de los
cuales hemos cruzado a pie unos 500, con puente o sin puente.
En una hora hemos llegado al Refugio Chileno.
Justo antes nos hemos encontrado con una de las chicas de la U. que venía de
haber recuperado su chaqueta con el pasaporte y todas las tarjetas, y nos ha
recomendado no quedarnos en ese refugio si lo que queríamos era subir antes del
amanecer a las Torres del Paine. Nos ha dicho que avanzásemos hasta el
Campamento Torres, que se encontraba supuestamente a 45 minutos (en realidad
han sido 5km. en una hora y media cuesta arriba), para ahorrarnos esa caminata
por la madrugada. Estábamos ya cansados pero la verdad es que merecía la pena
subir un poco más y acampar gratuitamenteJ. La subida ha sido
bastante dura, pero ya he dicho que me he sorprendido a mí misma con mi
actitud. Es como si no me cansase, podría caminar dos horas más, creo. Además
casi todo el camino ha sido por un bosque lleno de árboles altos altísimos y muchos
muchos ríos. Era como un bosque encantado.
Hemos llegado aquí a las 19.30 de la tarde.
En el campamento hay muy pocas tiendas y un riachuelo lo atraviesa. Nuestras
tiendas están justo al lado del rio y lo oímos constantemente, claro. El que
esté en un bosque lleno de árboles ayuda con el fuerte viento que hay.
No he hablado del viento. Para mí aquí el viento tiene otra dimensión, es fuertísimo y está muy presente todo el tiempo.. En el refugio Los Cuernos, el viento era como un animal que pasaba por encima de los árboles rugiendo, y en los golpes fuertes la gente se quedaba mirando hacia arriba, esperando en silencio a que pasara. A veces no sabes si lo que oyes es viento o un rio. Cuando caminábamos ayer por el glaciar Francés Franzi y yo estuvimos a punto de caes montaña abajo por el viento. Luego aprendimos que lo mejor en un golpe de viento es sentarse en el suelo, por si acaso.
(…)
Hoy viernes iba a llover, todos los
pronósticos lo decían. Ha hecho mucho calor. Al principio el viento ayudaba,
pero a la hora de comer en un descampado nos hemos tenido que quitar nuestros
mil abrigos para comenzar a caminar de nuevo. Además, si sudas por el esfuerzo
con mucho abrigo encima es peligroso porque al parar el viento enfría tu sudor
y te mueres de frio. He tenido muchos problemas con mis prendas por eso, y con
qué meter y no meter en la mochila, qué llevar colgando fuera, los pantalones
de lluvia, el gorro o la bufanda, la crema, utensilios de cocina, klinex, la
bolsa de basura que usamos para tapar las mochilas por si llueve… un lio.
¡La mochila! Todo esto con 13 kilos a la
espalda. Toda una experiencia para mí, jaja. Ahora mismo me siento como un
caracol, vacía y sin hogar sin mi mochila encima. Descubrí que atando bien la
mochila puedes ahorrarte como 90% del peso en tus hombros, y con esto he sido realmente
feliz, de verdad. Hoy en todo el día solo he sentido el peso hacia el final.
Estoy encantada con este descubrimiento aunque muchos me hayan dicho que eso de
atarlo a la cadera es algo bien sabido. En fin, da igual. Para mí este trekking
ha sido una experiencia inolvidable, he sacado lo mejor de mí misma y he
descubierto fuerza que no sabía ni que tenía, aunque suene cutre decirlo. Estoy
increíblemente feliz y además no podría haber viajado con compañeros mejores. Y
lo mejor de todo es que esto todavía no ha terminado ;)
Día 5-
5 de noviembre
Ayer fuimos pronto a dormir, después de cenar
el arroz con salsa de champiñones que hizo Sven en la cazuela. Lo mejor de este
campamento es que había como una txabola de madera donde poder cocinar y cenar
sin viento, eso sí, de tres paredes, así que el frío no te lo quitaba nadie.
Conocimos a una pareja de la República Checa y a dos australianos y un francés
que habían venido a hacer la ruta completa, la “O”, y les habían dicho que por
los desprendimientos de roca y nieve esa ruta estaba cerrada. Así que andaban
repartiendo comida que les sobraba, y aún el frío, abrieron botellas de vino y
se tumbaron al lado del rio a conversar. Franzi les llamó “hombres de verdad”
jajaja.
Hoy nos hemos levantado siguiendo el plan a las
4.30 de la madrugada para subir con linternas al mirador de las torres. Ha sido
horrible horrible el despertarme, por el frio, el cansancio y el viento
atronador que oía afuera de la tienda. Pero bueno, allá hemos dejado las carpas
y mochilas listas para la vuelta y hemos comenzado la subida durísima de 45
minutos (muy bien porque en el mapa ponía una hora de subida, el equipo FOSS
mejora!). Hemos llegado a las 5.45, y aunque el sol ya había salido un poco ha
sido maravilloso. Había un pequeño lago verde y sobre él se alzaban las tres
grandes torres de granito del Paine, muy afiladas. Como nos han recomendado,
hemos subido los sacos para sentarnos en las rocas y estar allí media hora
observando el paisaje. Mucho frio, pero el amanecer merece la pena. ¡Y menos
mal que acampamos en el C. Torres!
Después de bajar hemos recogido el campamento
y hemos descendido por tres horas y media hasta el Refugio central Las Torres,
donde estamos ahora esperando el bus de las 2 que nos llevará a la Laguna
Amarga, para coger el bus que nos lleve a Puerto Natales.
Allí esperamos encontrarnos con Hugo y espero
comerme un buen trozo de carne! :D
Día 6-
6 de noviembre
¡Muy bien! Ayer llegamos por fin al hostal
Lili Patagónico de nuevo y nos alojaron en una habitación de matrimonio y en
una de tres camas para compartir con otra persona. Franzi y yo hemos estado en
esta última y la tercera cama la ocupaba una chica de nuestra edad de Israel.
En inglés me contó que allá era obligatorio para hombres y mujeres hacer “the
Army”, dos años para ellas y más para ellos. Ella y sus dos amigos habían
terminado y se habían ido cuatro meses con una mochila por toda Latinoamérica comenzando
por Ecuador. Me quedé sorprendida.
Nos encontramos con Hugo ayer a las 5 de la
tarde en el hostal y muertos de hambre fuimos a comer una pizza por dos lucas.
Luego fuimos al único supermercado que hay, el Unimarc, para comprar la gran
cena de despedida: carne de vacuno, papas, salsa de crema, champis, cebolla y
mostaza, postre helado, cerveza, vino tinto, pisco y pan, todo al saco!
Cocinamos y cenamos en nuestro agradable hostal, en su sala común, que ocupamos
totalmente con nuestra música y nuestros juegos ridículos de cartas.
Qué cosas, hoy por la mañana me he vuelto a
despertar un poco enferma. No he tenido agujetas en todo el viaje, pero ahora
que hemos parado de andar, mi cuerpo nota que ya estoy preparada para estar
enferma en cama y decide enfermarse. Qué horror. Acabamos de desayunar y
empaquetar nuestras cosas y no sabemos bien qué hacer.
(…)
Muchos frutos secos en P.N. |
Milodon |
El bus a Punta Arenas es a las 5 de la tarde,
y por tanto no nos da tiempo a la excursión en bicicleta que queríamos hacer
hasta la cueva del Milodón, un animal prehistórico del cual encontraron sus
huesos cerca de aquí. Puerto Natales debe estar muy orgullosa del Milodón
porque en todos los carteles donde se escriben los nombres de las calles, hay
una silueta del milodón dibujada. En fin.
Por cierto, recomendar por si alguien viene a
Puerto Natales, el restaurante-pizzeria “Mesita Grande”, en el centro de la
ciudad. Es el edificio más antiguo de la ciudad, de 1916, renovado, con un
horno de verdad en la mitad del local, donde se hacen unas pizzas riquísimas
solo a 3 lucas J
Día 7 –
7 de noviembre
Ayer volvimos a Punta Arenas y nos alojamos
en un hostal llamado Backpackers, bastante fome, pero el dueño muy adorable.
Nos ayudó a buscar un plan para el día de hoy, ya que el avión sale a las 9 de
la noche. Teníamos muchos planes en mente, como ir a Fuerte Bulnes, el lugar
más al sur del continente (quitando las islas, el Cabo de Hornos y tal), pero salía
muy caro. Finalmente hemos organizado un pequeño viaje para ver pingüinos
magallánicos en su hábitat natural. Están aquí desde septiembre a abril, donde
vienen a reproducirse y luego marchan a las costas de Brasil y a las Maldivas.
Muy adorables, nos han alegrado el día, ya que estamos bastante tristes por
irnos ya a Santiago.
También hemos visitado el cementerio de la
ciudad, que todos nos recomendaban, que cuenta con 346 cipreses perfectamente
podados como en “Alicia en el país de las maravillas”.
Y
aquí termina más o menos lo que escribí en mi cuaderno de viaje. Lo demás, lo
de siempre. Fuimos al aeropuerto a las 7 y cogimos el avión sin problemas a las
9.
Ha
sido un viaje increíble. Para terminar, decir que las fotos no hacen justicia a
paisajes como estos ;)
Aquí el mapa de nuestra ruta.
Qué ENVIDIA!
ResponderEliminarJodeeeeeer que guay!! y AMO los pingüinitoos!
ResponderEliminarComo me alegro por ti, mi reina. Espero que sigas disfrutando tanto. Te adoro, de mayor quiero ser como tu. Muas!
ResponderEliminarvuelves a lo grande :) se me pone la piel de gallina looooco es impresionante
ResponderEliminarbetisos olatz
wow olatz! zelako erretrato politxak!!! Espero edarto pasaten egotia! muak
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